Extracto de la novela “El viaje de Prado” de Guillermo Throndike Aquella mañana del 27 de noviembre de 1880, tres arrieros que salían de Tarapacá, descubrieron uniformes chilenos en lo alto de la quebrada. Tres columnas enemigas rodeaban a los peruanos. - ¡Silencio! –ordenó duramente el coronel Cáceres. En alguna parte han tintineado armas de caballería. Los arrieros azotaban a sus asnos al encuentro de Suárez en la plaza de armas. - ¡Chilenos, señor! La noticia corrió con un murmullo: chilenos, chilenos. Los arrieros señalaban la altura. - ¿Cuántos? - ¡Zubiaga! ¡Que forme la división en tres columnas! ¡Y en completo silencio! –Cáceres se volvió en busca del coronel Manuel Suárez, no esperará órdenes de nadie para salir al frente del enemigo. ¡Su batallón detrás del mío! ¡Armar bayoneta y arriba! Si llegan antes que el Zepita y el Dos de Mayo, si afianzan sus rifles en la orilla, si los fusilan de arriba abajo, si terminan de acorralarlos por
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