Acudieron también al cuartel de Andahuaylas, los varayoc de los cientos de ayllus campesinos de la región; muchos de ellos desde lejanas comarcas, donde la versión oral hablaba de Cáceres como el nuevo Inca. Sorprende comprobar que hasta nuestros días, las poblaciones indígenas recuerdan con reverencia el paso del general. Bastará citar el caso de la comunidad de Piscobamba, ubicada al interior de Talavera, población vecina a Andahuaylas, donde hay un lugar especialmente respetado porque se dice que allí descansó Cáceres. Carecemos de la documentación necesaria para afirmar con certeza que así ocurrió efectivamente, pero si no fue Cáceres, alguno de sus oficiales debió recorrer esos humildes caseríos, hablando del Tayta para captar el apoyo campesino.
Gral. Andrés Avelino Cáceres
Todo el valle del Pampas formó un sólido frente con el ejército patriota, y como testimonio de lo que fue esa conjunción quedaron estas líneas firmadas por el propio Cáceres:
“Un día llegó a mi campamento de Andahuaylas un indiecito, armado con su rejón, en mi busca, mandado por las comunidades de Ayacucho. Me encontraba en la puerta de la comandancia con algunos jefes, cuando se me acercó, y expresando su sorpresa al verme, me besó la mano y con voz conmovida me dijo en quechua:
“Taytay: Wanunnñachari, nirccanikun noccaikucca, ¿imanasccatacc saccerpariwarankiku? Kunanmantacca cusiccana kasaccku, Intiina tuyapaccpi lloccsimuptiki”.
Que, traducido, quería decir, más o menos: “Padrecito: Preguntándonos por la causa de tu ausencia llegamos a pensar con tristeza que ya habías muerto, pero desde hoy nos sentiremos contentos porque como el Sol apareces después de la noche oscura”. “Esta manifestación –continúa relatando Cáceres- la hizo en términos tan patéticos, que me conmovió hondamente hasta el punto de nublar mis ojos de lágrimas; los jefes que me acompañaban tampoco pudieron disimular su emoción. Le abracé con el cariño que siento por esta raza noble e infeliz, que por centenares estaba dando héroes a la patria, e hice que descansara y se le atendiese con alimentos de mi escasa mesa”
(Cáceres, 1980: t. II, pp. 14-15)
Fuentes:
Guzmán Palomino, Luis – “Como el sol apareces después de la noche oscura”
Muy emotivo. Para aquellos que tienen el patriotismo en la sangre, en la mente y en el espíritu.Y bonito es el quechua lengua de sonoridad suave
ResponderBorrarMuchas gracias. Las memorias de Cáceres guardan muchos recuerdos emotivos que deben conservarse siempre.
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