De pronto interrumpieron nuestras observaciones sobre el campo chileno la aparición y la voz desfallecida de un soldado de aspecto cadavérico que, con una mano apoyándose en la tapia y con la otra sujetándose los pantalones, se acercó a nosotros interrogando:
- ¿De veras chelenos veniendo?
A lo que otro le contestó:
- Sí, ya vienen; anda vete mejor, Ramos. Tú no puedes pelear y te van a matar sin defensa.
- No matarán sen defender. -contestó el enfermo exaltándose- Todavea podiendo con refle...
¡RAMOS!... ¿Quién era Ramos? Un indio bruto que ese día dio su vida, infeliz, enferma por la patria; un indio bruto que, como muchos de miles de indios brutos, dio ese día un mentis solemne a los que hablan de la degeneración irremediable de la raza nacional; un indio bruto que dio un ejemplo que imitar hasta los que no son indios, ni brutos.
¿Pero quién era Ramos? Ya lo he dicho: un indio bruto. A causa de la caña verde que había comido en San Juan, le había acometido una disentería que se agravó con la agitación y los alimentos de campaña. Después de San Juan empeoró su gravedad, al extremo que creyeron los jefes humano darle de baja. No siquiera al hospital, sino de baja total; pero cuando fueron a decirle que podía irse, él contestó llorando:
- Yo no querer baja ¿qué haciendo? ¿por qué querer botar mí?
Le contestaron que no lo hacían por botarlo, sino para que fuera a curarse, y él replicó:
- Cuando acabando la guerra, corando; no quetame refle.
Y tuvieron que dejarlo por no echarle a la fuerza, a pesar de su extrema gravedad.
Era tanta ésta, en efecto, que apenas podía moverse para practicar la operación que determina esa enfermedad, y como ella se repetía con inusitada frecuencia y tuviera que pasar al otro lado de la tapia, había concluido por quedarse allí.
Y allí se quedó... y se quedó para siempre ese que fue dos veces héroe, porque despreció deliberadamente las dos muertes que amenazaban y acabaron con su vida.
Fuentes:
Torres Lara, Jose T. - Recuerdos de la Guerra con Chile (Memorias de un distinguido), p, 8 - 10.
¡RAMOS!... ¿Quién era Ramos? Un indio bruto que ese día dio su vida, infeliz, enferma por la patria; un indio bruto que, como muchos de miles de indios brutos, dio ese día un mentis solemne a los que hablan de la degeneración irremediable de la raza nacional; un indio bruto que dio un ejemplo que imitar hasta los que no son indios, ni brutos.
¿Pero quién era Ramos? Ya lo he dicho: un indio bruto. A causa de la caña verde que había comido en San Juan, le había acometido una disentería que se agravó con la agitación y los alimentos de campaña. Después de San Juan empeoró su gravedad, al extremo que creyeron los jefes humano darle de baja. No siquiera al hospital, sino de baja total; pero cuando fueron a decirle que podía irse, él contestó llorando:
- Yo no querer baja ¿qué haciendo? ¿por qué querer botar mí?
Le contestaron que no lo hacían por botarlo, sino para que fuera a curarse, y él replicó:
- Cuando acabando la guerra, corando; no quetame refle.
Y tuvieron que dejarlo por no echarle a la fuerza, a pesar de su extrema gravedad.
Era tanta ésta, en efecto, que apenas podía moverse para practicar la operación que determina esa enfermedad, y como ella se repetía con inusitada frecuencia y tuviera que pasar al otro lado de la tapia, había concluido por quedarse allí.
Y allí se quedó... y se quedó para siempre ese que fue dos veces héroe, porque despreció deliberadamente las dos muertes que amenazaban y acabaron con su vida.
"Monumento al Soldado desconocido" Monumento en honor a los peruanos caídos en la defensa de Lima el 13 y 15 de enero de 1881. Morro Solar, Chorrillos, Lima - Perú.
Fuentes:
Torres Lara, Jose T. - Recuerdos de la Guerra con Chile (Memorias de un distinguido), p, 8 - 10.
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